Camilo sentía que las aulas y los libros no eran para él. No encontraba motivación en los estudios y siempre se sentía atrapado en una rutina que le impedía explorar su verdadero potencial. Pero como en todas las historias, a veces el camino de la vida nos lleva a lugares inesperados y nos cambian para siempre.

“Zabicky me sentó en la sala de mi casa y me dio la regañada del siglo y me dijo sabes que sí o sí tienes que estudiar, no le puedes dar dolores de cabeza a tu mamá y en lo que te pueda ayudar cuenta conmigo”.

“Pasados unos días volvió a aparecer y me preguntó, ¿quieres estudiar para ser masajista?, me quedé pensativo y le dije sí, pensando que como masajista podía ser una forma de ganar dinero y poder ayudar mis padres y a mi hermano”.

Unas vacaciones transformaron al fisioterapeuta en entrenador del equipo nacional de halterofilia de Guatemala. Por muchos años, Camilo Peláez Sordo fue el «fisio» de varios equipos nacionales de Cuba, estuvo con el balonmano, la gimnasia artística y las pesas; dónde la experiencia acumulada por más de 10 años le brinda ahora esta oportunidad como técnico. Esta es su historia…

Empezaste como pelotero llegando a preselecciones juveniles en equipos de la capital, ¿qué recuerdos tienes de esa etapa y qué pasó cuando no quisiste jugar más pelota?  

Tengo buenos recuerdos de esos momentos donde compartí con peloteros como Frank Camilo Morejón, Ian Rendón y Rigoberto Arrebato, entre otros. Practiqué la pelota hasta el primer año juvenil y solo llegué a preselecciones del equipo Ciudad de la Habana, pero llegó un momento donde no quise jugar más, incluso ni quería seguir estudiando

Pero mi mamá, que siempre ha sido mi guía, me obligó a estudiar y eso es algo que estaré agradecido toda la vida, pues aparte de darme la vida le debo el profesional que soy el día de hoy.

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¿Antes de ser Licenciado en Deporte, cómo fue el camino para llegar y cómo imaginaste que iba a ser tu vida profesional?

Para llegar a Licenciado en Deporte todavía falta y te voy a contar paso a paso, porque con el empuje materno para seguir estudiando empiezo en Agronomía, quizá para seguir el camino de ella que es agrónoma y especialista en semillas. Pero qué va, eso no era lo mío, lo dejé y recibí otra vez el regaño de mis padres.

Después de dos meses sin estudiar absolutamente nada, un día llega a mi casa un señor especial en mi vida, Isaac Zabicky, fue comisionado de remo y vela por muchos años y en el INDER todos los conocían.

Zabicky me sentó en la sala de mi casa y me dio la regañada del siglo y me dijo «sabes que sí o sí tienes que estudiar», no le puedes dar dolores de cabeza a tu mamá y en lo que te pueda ayudar cuenta conmigo.

Pasados unos días volvió a aparecer y me preguntó, ¿quieres estudiar para ser masajista?, me quedé pensativo y le dije sí, pensando que como masajista podía ser una forma de ganar dinero y poder ayudar mis padres y a mi hermano.

Así fue que entré en el CEAR Córdoba Cardín al curso de Acondicionamiento Físico, especialidad Masaje. En este curso de técnico medio, y de más de 4 años, habían muchos atletas de alto rendimiento, entre ellos recuerdo a mi compañero de mesa, nada más y nada menos que Yordenis Ugás, hoy campeón mundial en el boxeo profesional.

¿Entonces ya como fisioterapeuta, cómo llegas a esta función a las pesas en Cuba y durante este tiempo en el equipo nacional cuánto aprendiste de tu especialidad y de la halterofilia en general?

Cuando termino la carrera de masajista comienzo a buscar empleo, pero me fue bastante difícil. Fui junto a mi mamá a varias entidades en busca de trabajo y como decimos en buen cubano, fue un peloteo total, hasta que con esa luz larga de mi madre vamos al Cerro Pelado, al Instituto de Medicina Deportiva, e intentamos por última vez.

Allí nos atendió en el mismo pasillo una señora, que no recuerdo su nombre ahora, y mientras le explicábamos el motivo de nuestra presencia, ella miró atentamente mi expediente, nos invitó a su oficina y nos dió su número para que la llamáramos y saber de mi proceso.

Es bueno aclarar que en aquellos años existía una comisión de admisión, entrevistas e investigaciones de rigor, pues era el alto rendimiento, los equipos Cuba.

Pasado todo el proceso de verificación viene entonces la entrevista, que decidía mi entrada al Instituto de Medicina Deportiva, donde estuve desde el 2005 hasta el verano de 2022.

Oficialmente como plantilla del IMD, como fisioterapeuta, en el 2008 me pasaron a trabajar con la selección de balonmano y, al año y medio, paso a la gimnasia artística.

Los estudios para la licenciatura y la halterofilia estuvieron entre esos años, donde hay uno muy importante, el 2006, pues fui el fisioterapeuta que trabajó con la selección femenina que participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, recuerdo que fue una selección creada muy rápida para poder participar en dichos juegos.

Estando trabajando con la selección femenina en 2011 al terapeuta del equipo masculino le asignan una misión para Venezuela y decidieron que yo asumiera esa responsabilidad.

¿En cuántos eventos participaste con los halteristas cubanos y qué avances logras en tu carrera?

Con la selección nacional de Cuba participé en tres Campeonatos Mundiales, Copas del Mundo, varios panamericanos y centroamericanos del deporte, Juegos Centrocaribes y Juegos Panamericanos.

Antes de comentar sobre lo que aprendí tengo que destacar uno de mis mejores momentos con la selección de Cuba. Fue en el año 2012, cuando Iván Cambar fue intervenido quirúrgicamente por segunda vez en su codo a solo meses de los Juegos Olímpicos;  fue un trabajo duro con el resultado final de su medalla de bronce olímpica.

Durante esos años tuve un aprendizaje constante y gracias al hoy Doctor en Ciencias Jorge Luis Barcelán, me voy involucrando aún más en este hermoso deporte.

El presidente de la Federación Cubana de Levantamiento de Pesas fue un motor impulsor para que me presentara a la Maestría en Cultura Física Terapéutica.

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Llegas a Guatemala, ¿cuál fue la determinación para expandir tus conocimientos y el proceso para llegar a esa función tan importante?

Guatemala siempre ha sido un país que ha tenido las mejores relaciones con Cuba, me refiero a las federaciones de pesas. Estando en los primeros Juegos Panamericanos Juveniles con la delegación de Cuba, se me acerca el jefe de la delegación de Guatemala y me pide mi ayuda como fisioterapeuta para que asista a sus atletas.

Estando en Colombia, en el último clasificatorio, a los Juegos Olímpicos de Tokio, de igual manera me pide mi ayuda con el que era su mejor atleta en aquel entonces y el resultado final fue una medalla de bronce en esa competencia. Según sus propias palabras, mi desempeño fue sumamente importante para él en ese resultado.

Para llegar a Guatemala me contactan vía WhatsApp y me preguntan si me gustaría una visita, pero de vacaciones, algo que lo vi como un agradecimiento hacia mi persona por todo lo antes contado.

Por supuesto acepté y después de varios meses de trámites y demás llegué el día 19 julio del 2022. Por esas fechas se realizaría un campeonato Centroamericano y me pidieron colaboración con algunas conferencias sobre la rehabilitación en el pesista y otros temas.

Cuando se me estaba acabando el período de vacaciones, autorizado por el gobierno cubano, me preguntan por mi estatus migratorio (salí legal, señal que no tenía la más mínima dificultad) y me hicieron la propuesta de quedarme trabajando con ellos. Después de pensarlo varios días y hablarlo con mi familia y hacer las consultas pertinentes con el IMD, decido aceptar.

Ahí entonces empieza el camino de Camilo Peláez Sordo con las pesas de Guatemala de manera oficial, ¿cómo pasas de fisioterapeuta a entrenador?

Pues sí, esa propuesta venía con una condición, que no sería como terapeuta sino como entrenador principal de la selección, algo que me sorprendió mucho la verdad. Pero realmente ser Licenciado en Cultura Física y Deporte, Máster en Ciencias de Cultura Física Terapéutica y casi 12 años al lado codo con codo con la selección cubana obteniendo y formando parte de los resultados nacionales e internacionales, eran suficiente aval para esa responsabilidad, entrenador de la Selección de Pesas de Guatemala.

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¿Cuáles son las principales diferencias entre la formación, desarrollo y ejecución de lo que conoces de Cuba y lo que has encontrado en Guatemala?

Destacar que todo lo que conozco es gracias a la escuela cubana de levantamiento de pesas, que tiene un prestigio a nivel internacional. Acá no hago más que poner en práctica lo que aprendí en mi hermosa isla de Cuba; disciplina, dedicación, amor por lo que hacemos y sobre todo ser seres humanos de bien y de respeto.

Soy cubano y me moriré siendo cubano y apoyando a mis atletas siempre en todo lo que esté en mis manos. Solo que hoy me tocó estar de este lado con otra selección, otro país, al cual le daré todo lo mejor de mí como profesional.

Lo más importante también es que no existe un día en el cual no despierte y lo primero que hago es escribir a mis papás para ver cómo están y sigo en las redes todas las noticias de mi país.

¿Cuáles son los principales objetivos y metas con el levantamiento de pesas de Guatemala?

Acá existen jóvenes con mucho talento para este deporte y es una visión del gerente técnico Jaime Hechevarría de trabajar con el futuro de este deporte. Los principales objetivos míos no son más que cambiar la cara de este hermoso país a lo que refiere el levantamiento de pesas.

Que los atletas mejoren sus marcas, que internacionalmente nos vean como un equipo de respeto y competitivos, y estando acá, gracias al trabajo, esfuerzo, dedicación y estudio; he logrado implantar siete récords nacionales.

¿El sistema de preparación y captación es diferente al cubano?

Realmente el sistema nuestro es muy diferente al de todos, a pesar de los logros, y creo que está algo atrasado en el uso de la tecnología. Acá, aunque se ha aprendido mucho de la escuela deportiva cubana, el método de captación a veces no se corresponde con el talento que pueda existir y que en ocasiones, por no saber seleccionarlo, se pierde.

Claro, la parte material y técnica, dígase tecnología, suplementos alimenticios y otros, si cuenta con buen nivel, pues detrás hay patrocinadores.

La añoranza por Cuba…

Salir de mi país de vacaciones y que se me diera esta oportunidad de trabajar y superarme profesionalmente y volver a pisar mi amada tierra casi 11 meses después no tengo palabras para expresar la alegría y sentimientos que me causó cuando aterrizó el avión  y anunciaron que nos encontrábamos en Cuba, país que me vio nacer y me verá morir.

Poder ver a mis padres, a mis antiguos compañeros de trabajo y mis atletas de la selección de Cuba, amigos míos porque siempre lo serán. El conversar con mi hermano Claudio Peláez, un joven profesional y un ser humano especial, y quien siempre ha sido mi motor impulsor en todos los sentidos, me dieron las fuerzas para continuar en este viaje.

Fue una alegría inmensa y me nutrí de fuerzas para seguir en esta nueva posición que me tocó estar, entrenador principal de la Selección Nacional de Levantamiento de Pesas de Guatemala.

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