Historias de béisbol, boxeo, atletismo; personajes ya retirados o en acción; atletas que son leyendas a quienes siempre se vuelve, y otros cuyas carreras aún no se han terminado de escribir: entre lo más leído de Play-Off Magazine en 2021 hay una variedad notable de protagonistas, acorde con la riqueza del deporte cubano.

Desde el gran Silvio Leonard y su historia olímpica; una estrella de los tiempos dorados del voleibol, Alain Roca; hasta figuras actuales del deporte antillano, como Luis Alberto Orta, Omara Durand o Robeisy Ramírez, muchos fueron los rostros de nuestra revista en este año que se va.

Ponemos a su consideración lo más leído de Play-Off Magazine, con la disposición de seguir buscando a esos protagonistas y traerlos a ustedes en los meses por venir.

Silvio Leonard: “me tendieron una trampa para que no fuera campeón olímpico”

Cuando se habla de atletismo en Cuba siempre nos hemos hecho la misma pregunta: ¿por qué la velocidad nuestra no está a la par del resto de las potencias del Caribe?

Ciertamente, nunca hemos llegado a los niveles de éxito de los países caribeños de habla anglosajona, pero hubo una época donde varios de nuestros atletas estuvieron codeándose con los mejores del mundo y estuvieron bien cerca de alcanzar la máxima gloria olímpica.

Tal es el caso de Silvio Leonard, quien desempeñó su carrera en la década del 70 mayormente y al cual una serie de sucesos desafortunados no le permitieron coronarse como campeón olímpico. Algo inexplicable, según muchos entendidos de este deporte, pues casi todos coinciden que era el corredor más completo de esos años.

Antonio Scull: “desde que me retiré no se han acordado de mí”

De jugar en Industriales y el equipo Cuba, pasó al olvido, sin el retiro que se merecía. Desde aquella vez en que no lo dejaban entrar al estadio donde forjó su carrera, Antonio Scull decidió que nunca más iría al Latinoamericano.

Con 20 Series Nacionales y una historia enorme a sus espaldas, sus hazañas sirvieron de inspiración a miles de niños que crecieron disfrutando del equipo azul y de peloteros como él, Carlos Tabares, Enrique Díaz, o Germán Mesa.

Durantes ese tiempo, Antonio Scull acumuló un total de 5 357 veces al bate y alcanzó la excelente cifra de 1 669 imparables, repartidos en 350 dobles, 29 triples y 208 jonrones. Su average fue de .312, con un slugging de 504, lo que demuestra su gran poderío con el madero.

El legendario exinicialista de los equipos capitalinos nos recibió en su casa, presto a conversar. La sala, por un momento, se convirtió en terreno de confesiones y él, como en sus mejores tiempos, conectaba con cierta facilidad cada pregunta.

Reutilio Hurtado: “Se equivocaron conmigo”

Muy pocos son los peloteros cubanos que tienen en su currículo seis medallas de oro en campeonatos nacionales. Uno de ellos es Reutilio Hurtado, integrante de aquellas increíbles aplanadoras santiagueras que aplastaban rivales a comienzos de este siglo.

Desde que hizo su debut en 1995, la “Avioneta”, como le decían sus fanáticos por la forma peculiar que utilizaba para darle la vuelta al cuadro, impuso su clase en el béisbol cubano al punto de convertirse en uno de los mejores jardineros centrales que han pasado por las Series Nacionales.

En 21 temporadas anotó e impulsó más de 1000 carreras, pegó más de 1500 imparables y conectó 252 bambinazos, 21 de ellos con los ángulos congestionados para convertirse en el líder histórico en ese departamento.

Es uno de los siete bateadores que han logrado conectar 30 o más cuadrangulares en un campeonato y el máximo productor de dobles en una serie de playoff con 13, además de exhibir un excelente promedio de embasado en su carrera (400 OBP), ser un excelente fildeador en la pradera central, y un atleta intachable dentro y fuera de los terrenos.

De metas y sueños, de tristezas e injusticias, de inconformidades y alegrías, y de su carrera como atleta y director, conversó con Play-Off Magazine mientras su aura de campeón lo envolvía y los dioses beisboleros lo escuchaban con atención.

Alain Roca: “fuimos una pasión que no he vuelto a ver jamás en un evento deportivo cubano”

Muchos sentimientos encontrados nos vienen a la cabeza cuando pensamos en aquella generación de voleibolistas cubanos de finales de los noventa, que mostraban su calidad en los principales eventos a nivel mundial.

Sentimos una profunda alegría cuando se proclamaron campeones de la Liga Mundial en el 98; decepción y tristeza cuando terminaron séptimos en Los Juegos Olímpicos de Sídney 2000; frustración cuando, según el mismo Gilberto Herrera: “el mejor equipo cubano desertó antes de crecer”.

Vivimos una época bien convulsa de nuestro voleibol en el que aún quedan sin responder muchas interrogantes; donde se inició un proceso bastante prematuro de contratación en el exterior de nuestros jugadores que tan solo duró 2 años.

En Play-Off Magazine dialogamos con uno de los protagonistas de aquella histórica generación: Alain Roca, gloria del deporte cubano, atacador-receptor y pasador por 7 años de nuestras selecciones nacionales, quien fue partícipe de la victoria más grande del voleibol masculino.

Luis Alberto Orta: “condiciones materiales no tenemos, pero sí el carácter para entregar todo”

Aquel 31 de julio, sin siquiera sospechar que la gloria la tenía cerca, el luchador cubano Luis Alberto Orta Sánchez (60 kg) esperaba con ansias su gran momento, pues estaba a punto de debutar en unos Juegos Olímpicos.

–Ya vi el pareo y para ser campeón olímpico hay que ganarle a todo el mundo. Así que lo mejor es luchar contra toda esa gente –le dijo el joven a su entrenador Raúl Trujillo, en la Villa Olímpica de Tokio 2020.

–Bueno, tranquilo. Entonces mañana empezamos –replicó el preparador.

Al filo de las 11:30 de la noche, Luis Alberto Orta decidió acostarse. Para relajar tensiones se puso a ver el filme norteamericano Hellboy y, por si no fuera suficiente, después se decantó por mirar un capítulo de la serie española Aquí no hay quien viva.

Más tarde, fiel a sus costumbres, se comunicó por videollamada con su esposa Rosmery y su hija recién nacida Bianca, de quien tenía un retrato detrás de la cama al que se encomendaba cada día antes de dormir. La rutina estaba completa. Cuando volviera a abrir los ojos, estaría frente al mayor reto de su carrera deportiva.

Pedro Orlando Reyes: “hubiera sido doble campeón olímpico”

Pedro Orlando Reyes nació para ser boxeador y cuando se habla de calidad dentro del pugilismo cubano, su nombre es uno de los obligados. Era un púgil alto para su división, de lo cual sacaba provecho, con una técnica depurada en la que mezclaba velocidad y desplazamientos que le permitían dominar a sus rivales sin tener que acudir a los intercambios, aunque también tenía la capacidad de terminar sus peleas de un solo golpe gracias a una pegada demoledora, sumamente inusual para las divisiones pequeñas.

Años después de su retiro, el antiguo guerrero es un hombre sencillo, orgulloso de sus logros, así como de los del resto de sus familiares, muchos de los cuales también han tomado el camino del deporte con resultados de excelencia, como su hijo Rudy Reyes, expelotero de Industriales y los equipos Cuba.

Además de sus batallas sobre el ring, sumó una pasión por los estudios -se hizo licenciado en Historia- y después una prolongada vida como marino que lo llevó a perderse gran parte de los éxitos deportivos del vástago, a quien la madre cambió de deporte para que no le desfiguraran el rostro.

Omara Durand y Yunior Kindelán: un solo camino para el triunfo

El deporte los unió un día del 2015. Él pugnaba por mantenerse dentro de la preselección nacional de atletas convencionales. Ella era toda osadía dentro de las pistas con un gran palmarés. Sin embargo, la propia Omara Durand reconoce que, desde que comenzó a competir con Yunior Kindelán como guía, la vida le cambió.

“Al principio nos costaba mucho sincronizar y entendernos en la pista. Demoramos unos meses en aclimatarnos, pero rápido le pusimos empeño y el trabajo salió”, confesó la gran campeona cubana, una leyenda en activo.

Lo cierto es que la dupla Omara Durand y su guía en las carreras, Yunior Kindelán, trasciende más allá de lo meramente deportivo. Según él afirma, “fuera de las pistas tenemos los mismos gustos y, como jóvenes, nos divertimos igual que los demás. Nos llevamos excelentemente, somos amigos. A pesar de trabajar juntos, mantenemos una muy buena conexión como seres humanos y siempre hemos tenido las mejores relaciones”.

Yudi Abreu: queda la amargura de dejar Cuba para buscar la felicidad

Yudi Abreu dejó su nombre grabado en la historia del baloncesto cubano. El número 5 de los históricos Lobos de Villa Clara tuvo una carrera de ensueño en la Isla, pues fue campeón nacional ocho vecesAdemás, el santaclareño fue miembro de la selección de Cuba por más de una década, cuando el baloncesto cubano era reconocido por su calidad en la arena internacional y sus buenas actuaciones.

Tras su retiro, Yudi Abreu se convirtió en un excelente entrenador y con el tiempo, tomó la difícil decisión de abandonar su país debido a las decepciones que sufrió.

Sobre su trayectoria deportiva dentro y fuera de la isla; sus logros en Chile, país donde reside actualmente y su vida, conversó esta gloria del baloncesto cubano con Play-Off Magazine.

Robertlandy Simón: “Cuando te adaptas a ganar, quieres ganar más”

Corría el año 2005 y la Liga Mundial de Voleibol se presentaba como uno de los acontecimientos más importante para Cuba y otros países. Un renovado equipo nacional se enfrentaba contra Francia. En sus filas militaba un joven talento que pocos años después se convertiría en el mejor central del mundo: Robertlandy Simón.

Mucho llovió para poder hacer ciertas semejantes palabras, pero sus títulos como mejor bloqueador y atacante en el equipo nacional durante los años 2005 y 2010 lo ubican como una superestrella, que desgraciadamente, debido a las incomprensiones del gobierno, no pudimos disfrutar desde la isla durante muchos años los amantes del voleibol cubano, aunque se reincorporó a la selección nacional.

Afortunados los fanáticos europeos del vóley que sí pudieron ver el desarrollo y la consolidación de este antillano que hoy nos cuenta su historia, convertido, como dijimos, en uno de los mejores centrales del mundo. 

Eddy Herrera: la cárcel y la primavera negra del deporte cubano

“La más hermosa de todas las dudas es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza y dejan de creer en la fuerza de sus opresores”, dijo Bertolt Brecht. Se trata de una frase expresada en otro tiempo y contexto, pero que parece perfecta para describir la historia de un cubano que lleva casi 40 años luchando por una causa.

Eddy Herrera emigró desde Guantánamo, con su madre, al barrio Alturas de Miramar en La Habana en la década del 60. Los habitantes de esta barriada vieron crecer a un niño impetuoso que gustaba de practicar disímiles deportes, béisbol fundamentalmente, a pesar de tener problemas de visión en el ojo izquierdo, la cual recuperó de manera casi milagrosa.

Algunos lo recuerdan como Eduardo, registrado así erróneamente desde su debut con el equipo Constructores, al no percatarse de que su nombre verdadero era Eddy Herrera. Y así, a través de su vida, va el pelotero, el trabajador, el entrenador, el padre de familia, el señor que camina por su barrio de siempre, “El Hermanón”.

Sin embargo, lo que queda en la memoria popular es la razón por la que este hombre lucha a diario desde cada espacio que encuentra, ya sea en redes sociales e, incluso, con manifestaciones en las inmediaciones de la Plaza de la Revolución. Esto se debe a que la mayoría lo recuerda como el tercera base de Industriales que, junto a otros 16 jugadores de la capital, fue acusado y encarcelado bajo una presunta “venta de partidos” en el año 1982.

Alrededor de este suceso se ha conjeturado mucho y su verdadera naturaleza permanece oculta. El consenso general considera que la mayoría de los casos de 1982 fueron procesados de manera injusta y usados como medida ejemplarizante. Esto se debió a que, en años anteriores, varios peloteros de La Habana fueron suspendidos por vender juegos -algunos de ellos confesaron-, como Bárbaro Garbey.

Dayron Robles: “tomé mi decisión y me responsabilicé por ella”

Cuando se habla del atletismo cubano y en especial de los 110 metros con vallas, uno de los nombres obligados es el de Dayron Robles, uno de los dos antillanos que han logrado la gloria de colgarse en su pecho el oro olímpico en esa especialidad.

El fantástico corredor cubano, hoy devenido un exitoso emprendedor, dejó grabado su nombre para siempre en la historia de nuestro deporte, pues no solo fue un atleta excepcional, sino que también desprendía esa sensación de modernidad que le faltaba a la mayoría de los deportistas de la isla.

Algunos lo fustigaron por cuestiones deportivas como el hecho de que no fuera titular mundial al aire libre; por el incidente en un campeonato con uno de sus grandes rivales; o por su ruptura con la Federación Cubana de Atletismo, que lo llevó a pasar varios años fuera del país corriendo por clubes europeos.

No obstante, también fue uno de los pioneros a la hora de regresar a competir representando nuestra bandera, en muestra del amor infinito que siente por Cuba, según dice públicamente, en cualquier contexto.

Dayron Robles es un conversador abierto; un emprendedor fuera del deporte; padre y esposo entregado, quien luce todavía como aquel joven que volaba sobre las vallas hacia la meta. Sobre su vida conversó en un nuevo capítulo de Play Off TV.

“El Helicóptero” Vázquez: “cambiaría el haber vivido tanto tiempo lejos de mi familia”

Cuando revisas en los libros de historia del baloncesto cubano, el nombre de Juan Leopoldo “El Helicóptero” Vázquez no puede faltar. Aunque pasen los años, es motivo de debate en conversaciones sobre este deporte en Cuba y fuera de la Isla, la comunidad cubana también le venera.

Bautizado de esa manera por el inolvidable narrador René Navarro, es ese hombre sincero, sin pelos en la lengua, que no escatima esfuerzos para defender su verdad. Un caballero en la extensión de la palabra que lleva tatuada la bandera cubana en el corazón y aunque hoy resida en la ciudad de la cual se enamoró, Toronto, siempre guarda amor y cariño para la que llama “su querida Cuba”.

Robeisy “El Tren” Ramírez: “Siempre voy a estar agradecido de mi pueblo”

Un hombre que ha logrado mucho y que le queda mucho por lograr. Quizás esa sea la introducción perfecta para definir a Robeisy Ramírez, quien a sus 27 años busca llegar a la cima del boxeo profesional de la misma manera en que dominó en el boxeo amateur.

Dueño de dos coronas olímpicas y de un estilo de pelea sumamente atractivo que mezcla de manera excelente la técnica y la agresividad. “El Tren” cada vez que sube al ring muestra que su boxeo sigue evolucionando y que aún le queda mucho margen de mejora. Robeisy mira hacia el título mundial y todos los entendidos de este deporte opinan que tiene lo necesario para lograrlo.

Jorge Fumero: “sentía como si fuera a morir”

Por aquellos días, nadie quería lanzarle a Luis Giraldo Casanova. El pinareño tenía 299 cuadrangulares y muy pocos serpentineros querían trascender en la historia tras permitirle al “Señor Pelotero” redondear la cifra a 300 estacazos. Jorge Fumero era de esos monticulistas “guapos” que preferían demostrar su valentía en el centro del diamante. Por eso, sin pensarlo dos veces, pidió la bola y le tocó recibir el bambinazo que nadie deseaba.

Jorge Fumero Fernández nació el 29 de agosto de 1968 en el municipio de San Miguel del Padrón, en La Habana. Lanzó en 11 Series Nacionales, cuatro con los Metropolitanos, el equipo que le abrió las puertas del primer nivel en Cuba; cinco con Industriales, lo cual le permitió llegar a la selección nacional, y dos con La Habana, en el que decidió retirarse del deporte activo.

Entre sus principales resultados estuvo el liderato en promedio de carreras limpias con 1.44, jugando con los Metros. También, el diferencial de nueve victorias y cero derrotas en una campaña, con los colores azules.

Tampoco se olvida la condición de jugador más destacado en el 1996, cuando los Leones alzaron el título de Cuba. Ese mismo año hizo los grados para el equipo a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y alcanzó dos victorias bajo los cinco aros.

Raymond Figueredo: “pasé trabajo para regresar, fue un sufrimiento para mi familia”

La historia del capitalino Raymond Figueredo aún está por escribirse. Desde que el veloz lanzador fue incluido en el listado de 34 talentos que la Federación Cubana de Béisbol le ofreció a las Grandes Ligas cuando ambas entidades firmaron el histórico acuerdo a finales del 2018, su nombre recorrió el mundo beisbolero y se vislumbró un futuro prometedor para él.

El muchacho, que en esos momentos apenas llegaba a los 20 años de edad, sólo había lanzado cuatro entradas en la Serie Nacional con los Industriales de Víctor Mesa, pero la velocidad de su recta había parado las pistolas de medición en 95 millas por hora, algo poco común en los serpentineros cubanos del momento.

El “Rey” Anglada lo convocó la siguiente temporada cuando tomó las riendas del conjunto azul y el joven natural de la Habana Vieja pudo encaramarse 16 veces en el montículo, salvar el primer partido de su carrera, y ponchar a 6.61 adversarios cada nueve entradas, aunque dejó números discretos debido a su inexperiencia y el descontrol habitual que muestran estos talentos supersónicos.

La congelación del acuerdo con la MLB y una ruptura de los ligamentos del codo de lanzar mientras participaba en el campeonato nacional para menores de 23 años que lo dejó fuera de la nómina del equipo Industriales para la campaña, fueron caldo de cultivo para que este lanzador, como muchos otros atletas de su generación, tomaran la decisión de abandonar el país en busca de un contrato profesional.

A principios de este año 2021 recibí la noticia de que Raymond Figueredo había regresado al país e incluso, se especulaba sobre la posibilidad de su entrada al equipo para la postemporada, algo que al final no pudo ser por temas burocráticos.

En exclusiva para Play-Off Magazine, el número 48 de los felinos nos cuenta de su periplo por tierras dominicanas; de su regreso inesperado cuando estaba más cerca que nunca de lograr un contrato profesional; sus motivaciones y metas actuales; así como de su estado físico y el desarrollo que ha tenido como atleta en todo este tiempo ausente de los terrenos de la isla.

Randy Lerú: fuimos el renacer de la gimnasia en Cuba

El renacer de la gimnasia en Cuba: eso fue para Randy Lerú una generación de gimnastas entre los que él se encuentra y que se han encargado de regresar el nombre de la isla a los planos estelares de este deporte.

El rápido ascenso de varias figuras en los últimos años hizo que se vuelva a hablar de esta disciplina en el panorama deportivo cubano. Quizás las excelentes actuaciones de su coterráneo Manrique Larduet hayan opacado un poco su carrera, pero esto no demerita en nada la trayectoria del joven santiaguero que también ha obtenido medallas en certámenes de primer nivel mundial.

Nirio Rivero: “el INDER nos eliminó como deporte afiliado y se perdió todo”

Nirio Rivero era un hombre que vivía por y para el motociclismo, pasión que heredó de su progenitor. Su nombre figura entre los obligados a la hora de hablar sobre este deporte en Cuba. Su longevidad fue sumamente admirable y lo llevó a competir en el máximo nivel continental hasta casi los 50 años.

Dueño de un estilo para pilotar propio de un grande, era capaz de estirar su frenada hasta casi el último momento y poseía además una estatura algo baja, elementos de los que obtenía provecho para sacarle algunas décimas de segundo a sus rivales, una diferencia poco apreciable en la vida cotidiana, pero sumamente valiosa en los deportes a motor.

Su nombre trascendió el escenario nacional y hoy en día, Nirio Rivero es venerado y admirado, además de en Cuba, en otras naciones como Venezuela, Guatemala y República Dominicana, a la cual considera su segunda casa.

Maikro Romero: los boxeadores profesionales “ponen en alto el nombre de Cuba”

Una trayectoria tan brillante como fugaz marcó a este excepcional púgil cubano que, dotado de una técnica difícil de ver en el deporte de los puños, pudo alcanzar todos los títulos que confería la AIBA en ocho años de trayectoria internacional.

Una corona olímpica y una mundial, además de varios reinados en los Torneos Playa Girón y Giraldo Córdova Cardín en las divisiones de 48 y 52 kgs figuran en el aval de Maikro Romero Esquirol, quien vivió un retiro prematuro provocado por un ligero descenso en su rendimiento, y ahora permanece lejos de la palestra pública.

Después de salir del deporte activo, se gestionó un contrato de trabajo por su cuenta en el extranjero para entrenar a un equipo nacional, una decisión con un costo futuro grande para él. De regreso a su país, Maikro todavía esperara que le paguen los 300 CUC que las autoridades cubanas entregan a los campeones olímpicos, pero nadie le ha brindado respuesta.

En la actualidad, el titular bajo los cinco aros mudó de oficio. De alcanzar la gloria olímpica en Atlanta 96 y ser el mejor en su división a nivel mundial, Maikro Romero pasó a ser un agricultor que pelea con la tierra, lejos del cuadrilátero.

Fernando Hernández: “me falta llegar a unos Juegos Olímpicos”

A finales de la primera década de este siglo, la selección masculina del voleibol cubano logró formar un equipo que parecía destinado a dominar la élite de ese deporte por varios años.

Yoandy Leal, Wilfredo León, Raidel Hierrezuelo, Robertlandy Simón, Rolando Cepeda y Fernando Hernández son algunos de los nombres más recordados de aquella generación cuya mayoría, por diferentes razones, rompió sus lazos con el equipo nacional.

Leila Martínez: el voleibol cubano necesita una gran inversión económica

Alrededor de la arena, los remates, la clínica, y las extracciones gira la vida de la olímpica Leila Martínez, una mujer llena de energías que logró conseguir lo que pocos profesionales se atreven a intentar: mantener dos carreras en igualdad de condiciones.

Antes de convertirse en una profesional de éxitos, tanto en la estomatología, como en el voleibol de playa, tuvo que sacrificar su juventud con el objetivo de hacer realidad cada uno de sus sueños. En la actualidad, a poco tiempo de haber participado en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, su historia es otro de los tantos ejemplos de superación que escriben los deportistas cubanos.

Leila Martínez dio sus primeros pasos en el deporte a los tres años de edad, cuando su mamá la inscribió en gimnasia rítmica. Esa disciplina deportiva la practicó durante tres años aproximadamente y tuvo que dejarla porque “sentía que no era mi lugar, la coordinación era un elemento difícil, no lograba controlarlo y decidí abandonar la gimnasia”, explicó a Play Off Magazine.

Giba: “si Cuba hubiese tenido todos los jugadores, no sé si Brasil hubiera ganado tanto”

Gilberto Alejandro de Godoy Filho, más conocido como Giba, fue un voleibolista miembro de las selecciones nacionales de Brasil, considerado como uno de los mejores jugadores de voleibol de toda la historia. Con apenas 1.92 metros de estatura, se convirtió en la piedra angular de un equipo que lo ganó prácticamente todo en la primera década del siglo XXI.

Nacido el 23 de diciembre de 1976 en Londrina y criado en una favela donde tuvo que sortear algunos incidentes que marcarían su niñez, tal vez fueron esos los motivos de que viese en el deporte una válvula de escape e intentase su práctica desde muy temprano, algo que cambio su vida para siempre.

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Imagen cortesía de Play-Off Magazine